No me pidas mi contraseña, pídeme un dedo

La clave de la oficina, el pin de la tarjeta de crédito, la de la cuenta de facebook, la de la cuenta de ..... Todos manejamos com mejor o peor soltura un buen puñado de contraseñas en nuestro día a día, y al final la mayoría acabamos usando la misma para todo, o poniendo la fecha de un cumpleaños conocido. Si una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, las contraseñas (o los usuarios, según se mire) son el eslabón más débil en la seguridad de muchos servicios y aplicaciones.

Parece ser que la industria ya se ha dado cuenta de que cambiar las costumbres de todos los usuarios es más complicado que cambiar las tecnologías, y se están lanzando pruebas piloto de sistemas de autenticación que obvian las contraseñas. Lo que todos consideramos a dia de hoy sistemas propios de películas de ciencia ficción o espías, puede ser la forma de iniciar sesión en facebook o sacar dinero de un cajero en poco tiempo. La biometría lleva tiempo posicionándose, y parece que está preparada para el desembarco definitivo. Lectura de huellas dactilares, de irs, análisis de patrones de voz o de nuestros pasos, cualquier método que nos identifique de manera única es bueno para evitar que pongamos 123456 de contraseña.

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